Los días que pasamos en Koh Phanghan, una de las islas del sudeste Tailandés fueron unas vacaciones dentro de las vacaciones. Después de recorrer el país durante dos semanas queriendo aprovechar al máximo, llegar a esta pequeña isla fue todo un regalo. Famosa por las Full Moon Party que se celebran todos los meses, es un remanso de paz cuando estas terminan. Nosotros, además, nos fuimos a la otra punta de donde se celebran, buscando tranquilidad y poder hacer algo de snorkel frente al bucólico islote de Koh Maa.
En la zona no hay muchos turistas, ni tampoco mucho que hacer, así que la vida transcurre entre bonitos atardeceres, masajes a pie de playa, pad thais, riquísimos salteados y mucha Chang. Levantarse temprano para disfrutar de la playa para nosotros solos, curiosear los restaurantes temprano con los cocineros sirviéndote en exclusiva y ver el sol escondiéndose desde una tumbona tailandesa es un auténtico placer.
Os contamos los locales que más nos gustaron en esta parte de la isla por si os hacéis una escapada a esta parte del mundo:
THREE SIXTY BAR
Merece la pena subir la tremenda cuesta que hay hasta llegar allí para disfrutar las vistas. El atardecer debe ser espectacular, pero teniendo en cuenta que la carretera para llegar no es nada fácil y que no está nada iluminada, preferimos subir durante el día. La comida no merece mucho la pena y las cervezas son más caras que en otros sitios, pero las vistas, ¡oh, las vistas! son totalmente obligatorias con una Chang en la mano.
BIG O
Un pequeño restaurante familiar de trato muy cercano, tanto que el matrimonio estaba en sus tumbonas tranquilamente cuando nosotros llegamos. Éramos los primeros y la señora nos fue ayudando con la carta. Unos salteados y ensaladas que nos encantaron. El sitio era bastante agradable. Para ir pidiendo un poco de todo de la extensa carta.
JUDAH BAR
Un pequeño e informal bar para tomar algunas cervezas disfrutando el atardecer. Una casita de madera, algunas tumbonas y poco más. Un sitio muy agradable.
TREE HOUSE BAR
Nuestro rincón súper favorito en esta parte de la isla. Hay que subir una empinadísima cuesta, pero ¡se puede! Más cercano y bastante más accesible que el Three Sixty Bar. La verdad es que se llega en un momento. Y si llegas demasiado acalorado, una pequeña piscina y la mayor de las sonrisas te estarán esperando. Estuvimos dos veces: una para almorzar y otra para cenar disfrutando el atardecer. Vistas estupendas, una carta muy cortita pero con platos muy abundantes y riquísimos. Enamorados de sus "no-name", los mejores que probamos en el viaje y de sus Mai Tai. ¡Me tomaba uno ahora mismo!
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