Actualizado enero 2017
Una pizarra de pintxos calientes que "quita el sentío" y un local que tiene gancho. Si ya nos gustaba antes, más nos gusta desde que hicieron la reforma hace dos años y se convirtieron en un local más amplio, moderno y luminoso.
Su barra de pintxos es fantástica, pero nosotros tenemos debilidad por sus pintxos calientes, algunos de ellos pequeños manjares dignos de cualquier restaurante de alta cocina. Fabuloso su Risotto de Hongos. Nos se quedan atrás sus Minitalos, las Tostas o la riquísima Sopa de Idiazabal. Para llorar el Cangrejo en Tempura, el Foie con Manzana o la Vieira con Patatas. Para la próxima ya le tenemos echado el ojo a la Costilla de Vaca con Algas.
No siempre es fácil ni cómodo comer por aquí. Se pone a tope y es complicado encontrar un hueco en la barra para apoyar los platos o la bebida. Aún así, palabrita del Niño Jesús, que merece la pena esperar un poco, dejar que te den un par de empujones y tener que guardar la cámara y el móvil (¡un sacrificio para nosotros!) y dedicarse a disfrutar.
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